La Cámpora, que nació al calor del proceso político que se inició con Néstor Kirchner y se engrosó bajo el ala del Estado en los gobiernos de Cristina Kirchner, transita un momento bisagra en su no tan corta historia: el traspaso de la secretaría general, que estaba en manos de Andrés «Cuervo» Larroque, un histórico de la agrupación, hacia la legisladora porteña Lucía Cámpora, exponente de una nueva generación de dirigentes camporistas que rondan los 30 años.
El grupo fundacional, conformado por el propio líder Máximo Kirchner, Larroque, Eduardo «Wado» De Pedro, Mayra Mendoza y Mariano Recalde, ocupa la franja etaria que oscila entre los 40 y los 50 años, y el reperfilamiento que busca la organización consiste en recuperar la interpelación juvenil que había sido el motor fundamental en los años en que La Cámpora logró convertirse en el movimiento militante más grande de Latinoamérica.
Justamente la conexión inmediata de La Cámpora con la juventud había sido uno de los principales activos de la organización en sus inicios, pero el envejecimiento natural de sus principales cuadros sumado a los vaivenes del escenario político (con un kirchnerismo replegado durante el macrismo y en una posición conflictuada durante el albertismo) le hicieron perder en buena medida y paulatinamente ese lugar. Especialmente con la irrupción de la pandemia, con un Estado que empezó a ser visto por los jóvenes como opresor de las libertades («quedate en casa») la retórica de la rebeldía militante dejó de ser patrimonio del kirchnerismo y pasó a ser hegemonizado por el movimiento liberal-libertario.
Después de la derrota del 2015, la mesa de conducción de La Cámpora fue sumando nuevas sillas a medida que sus referentes fueron obteniendo cargos de relevancia en la primera línea de la política institucional. Así fue que se sumaron, por ejemplo, Fernanda Raverta, Luana Volnovich y Anabel Fernández Sagasti, y se fueron bajando dirigentes que tomaron otros caminos como José Ottavis (quien ahora pulula alrededor del Frente Renovador) y Juan Cabandié. Las nuevas incorporaciones, no obstante, también superan los 40 años, y por las funciones que desempeñan, tampoco les queda demasiado margen para estar en el día a día de la agrupación.
En este contexto surgió la decisión de pasar la posta de la conducción a una nueva camada militante, expresada en la figura de Lucía Cámpora, legisladora porteña de 32 años, que encima tiene el plus de ser una «pura sangre» camporista: es sobrina nieta del ex presidente Héctor Cámpora, el efímero ex presidente a quien «la orga» homenajea llevando su nombre. Linaje y juventud asegurados.
Pero además Lucía es mujer y feminista, rasgos de identidad que La Cámpora busca empoderar para dejar definitivamente atrás una serie de denuncias de abuso que hubo al interior de la organización en el pasado reciente. La Cámpora no nació «feminista» pero desde sus albores tuvo una rama de defensa de los derechos de la mujer y con el paso del tiempo esa identidad se extendió a todo el colectivo, al punto que hoy representa un principio inseparable e inclaudicable de la agrupación.
Secretaria de la Juventud Peronista Nacional, Lucía Cámpora se muestra seguido en las redes sociales en acciones junto a sus compañeras de bloque de la Legislatura Ofelia Fernández (Frente Patria Grande) y Maru Bielli (El Hormiguero), con quienes conforma una suerte de brigada millenial del kirchnerismo duro. Hábil en materia comunicacional, con un estilo descontracturado y «canchero», la legisladora utiliza las redes sociales, especialmente Instagram, para transmitir una mirada generacional, y generar empatía con la juventud que es sensible a las causas «nacionales y populares».
En paralelo a su tarea como ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Larroque emprendió un nuevo desafío como coordinador de La Patria es el Otro, un conglomerado de organizaciones del «kirchnerismo silvestre» -como él mismo denomina- que no se sienten identificados con el verticalismo orgánico de La Cámpora.
Desde su entorno negaron a NA que este rol signifique que se haya ido de La Cámpora, pero claramente el proyecto en el que se embarcó exhibe una diferencia y una búsqueda de construcción y acumulación política propia después de estar subsumido tantos años a la estructura de una organización tan rígida como la que comanda Máximo Kirchner.
Larroque expresa la línea del kirchnerismo más combativo, una línea interna que en La Cámpora convive con otras como la que expresa por ejemplo «Wado» De Pedro, una figura más conciliadora, que en la semana anterior estuvo en el ojo de la tormenta dentro del kirchnerismo por su foto con directivos de Clarín y La Nación en Expoagro. Los camporistas y kirchneristas de paladar negro tomaron nota de ese gesto y le pasarán la factura en su debido momento.
Según aclararon a Noticias Argentinas, «La Patria es el Otro» no es una agrupación nueva sino una «mesa de agrupaciones», muchos de ellas con mucho recorrido militante previo, que no van a disolverse para fusionarse en un armado más amplio, sino que se nuclean para coordinar acciones, manteniendo sus identidades.
«Es como Los Superamigos. Cada uno de los superhéroes tiene su propia historia, pero a veces se reúnen para dar una batalla particular y después siguen su vida», graficaron.
En «La Patria es el Otro» se agrupan organizaciones como Kolina, Peronismo Militante, Descamisados, la Corriente Militante Lealtad, Corriente Nacional de la Militancia y la Corriente Peronista 13 de Abril, entre otras.
El estreno fue a mediados del 2021, pero no se hizo conocida hasta el acto del sábado pasado en Avellaneda, que convocó también a otros sectores del kirchnerismo y del sindicalismo afín, con el objetivo conjunto de «romper la proscripción» de Cristina Kirchner.
El próximo movimiento de La Patria es el Otro será en la masiva movilización del 24 de marzo, en conmemoración de un nuevo aniversario del golpe militar de 1976. En un primer momento se pensó en movilizar con la consigna en contra de «la proscripción» de la vicepresidenta, pero se volvió sobre los pasos por un pedido expreso de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, quien reclamó no alterar el sentido histórico de la marcha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
De todos modos, no se descarta que las columnas kirchneristas, al cabo del acto en Plaza de Mayo, se desvíen hacia el Palacio de Tribunales para hacer allí una segunda concentración.
Fuente: Noticiasargentinas