El presidente Alberto Fernández y su par de Estados Unidos, Joe Biden se verán cara a cara en el Salón Oval de la Casa Blanca hoy a partir de las 15.30. La tan ansiada y postergada bilateral será de vital importancia para el mandatario argentino que espera irse de Washington con una señal contundente de confianza del gobierno norteamericano que le sirva para lograr una «estabilidad económica» en los últimos meses de su mandato y le dé un poco más de oxígeno en su anhelo de presentarse como candidato del oficialismo a las PASO para lograr una eventual reelección.
«Estamos muy conformes porque nos pusieron lo mejor de su gobierno», aseguraron desde el entorno de Alberto, quien espera poder hablar con Biden con una «agenda abierta» de todos los temas que preocupan a la Argentina y la región. La relación con China, el impacto de la sequía en la economía y el financiamiento de las deudas para lograr un alivio para la economía y las dificultades para la Argentina que implica el cumplimiento de las metas acordadas con el FMI.
La excusa de la bilateral, que el gobierno de Fernández estuvo tratando de concretar en los últimos 36 meses, son los 200 años de las relaciones entre ambos países. Desde la Secretaría de Prensa de la Casa Blanca informaron protocolarmente que la reunión girará en torno a «la fortaleza de la asociación entre Estados Unidos y Argentina, cómo pueden continuar asociándose para abordar los desafíos globales y avanzar en áreas de interés nacional mutuo, incluidos los minerales críticos, el cambio climático, el espacio y la tecnología. También discutirán la cooperación económica, así como sus valores compartidos de inclusión, democracia y protección de los derechos humanos».
Alberto Fernández consideró que podrán tener una reunión profunda, sobre los temas que más preocupan a la Argentina y que servirá para «afianzar posiciones y miradas similares que ambos países comparten en la agenda global». Al llegar a Washington desde Nueva York, el Presidente expresó las expectativas que puestas en la bilateral: «Creo que puede ser una reunión muy importante para la Argentina. Tenemos muchas cosas que resolver y donde los Estados Unidos nos ha ido acompañando, como en los organismos internacionales de crédito».
Por ese motivo, el ministro de Economía, Sergio Massa, llegó ayer a Washington y luego tiene prevista una reunión con Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI. Además, mantuvo un importante encuentro con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el brasileño Ilan Goldfajn, con el objetivo de planificar el cronograma de desembolsos de créditos del primer semestre, que comienza hoy.
El presidente argentino también aclaró que el cónclave con Biden será el escenario ideal para «plantear nuestras preocupaciones sobre el sistema financiero internacional, sobre la necesidad de cambiar, de volver a entender la globalización de un modo distinto a lo que veníamos entendiéndola.
Se dan muchos factores para que la reunión tenga una importancia sustancial: el fin de la pandemia, la guerra inconclusa entre Rusia y Ucrania y una situación financiera internacional que se ha desatado a raíz de la caída del Sillicon Valley Bank y de la Unión de Bancos Suizos, que en verdad nadie sabe muy bien cómo va a seguir pero que recuerda mucho al 2008 cuando Lehman Brothers se vino abajo. Todo eso me parece que tiene que ser objeto de charla con el presidente»
Tras el mano a mano entre Fernández y Biden, del gobierno argentino se sumarán Massa, el canciller Santiago Cafiero, la portavoz Gabriela Cerruti, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, el embajador argentino ante los Estados Unidos, Jorge Argüello, el secretario general de la presidencia, Julio Vitobello y los jefes de gabinete de Cancillería y Economía, Luciana Tito y Leonardo Madcur. La primera dama Fabiola Yañez no participará finalmente del encuentro porque Jill Biden no se encuentra por estos días en Washington.
Por el lado de Estados Unidos participarán la secretaria del Tesoro, Janet Yellen; el secretario de Estado, Antony Blinken; el Consejero Principal de Seguridad Nacional, Jack Sullivan; el Consejero de Seguridad Nacional para América Latina, Juan González; el subsecretario de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols y el embajador de Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley y el director de Brasil y el Cono Sur del Consejo Nacional de Seguridad, Lorenzo Harris.
Antes de llegar a Washington, trató de dar señales de coincidencias con la administración BIden. En la la Cumbre Iberoameicana condenó la «invasión rusa a Ucrania» y en la reunión que mantuvo con el Secretario General de la ONU, Anotnio Guterres, pidió que se analicen los efectos catastróficos del cambio climático. «En Argentina, entre otros factores, se traduce en la peor sequía en los últimos sesenta años y afecta a 173 millones de hectáreas».
Y reiteró la necesidad que tienen las economías emergentes por el endeudamiento. «Necesitamos mecanismos más transparentes y accesibles de financiamiento, que contribuyan a que los países en dificultades recuperen con celeridad la solvencia y el acceso a los mercados financieros internacionales”.
La espera terminó, Alberto juega su última carta fuerte para tratar de apaciguar las aguas internas. Quiere volver de Estados Unidos con el apoyo de Biden y un acuerdo económico para el financiamiento de la deuda que contemple los estragos que causó la sequía en la argentina y que no fueron tenidos en cuenta cuando se dispusieron los plazos y los vencimientos. Quiere una bocanada de aire puro para sus deseos de quedarse en la Casa Rosada por cuatro años más.
Fuente: NoticiasArgentinas