Existen dos tipos de estrés: el agudo y el crónico. El estrés agudo sucede en situaciones puntuales, como puede ser un examen, una operación o una pelea; el estrés crónico, por su parte, es el “desgaste” acumulado: “Se segregan hormonas como cortisol y adrenalina, lo que afecta a la salud”, explicó Capuya.
La inflación constante, que recuerda a lo vivido en 2021, provoca entonces lo denominado “estrés económico”.
Cómo afecta el estrés económico por el dólar blue
Un informe realizado por el Observatorio psicológico de la Universidad de Buenos Aires a fines de 2022 puso en números lo que viven los argentinos, cifras que, ante la situación actual, se estima que son aun peores.
De unas dos mil personas encuestadas, un 12% tiene riesgo de tener padecer ansiedad, depresión e ideas suicidas, enfermedades que ya habían incrementado con la cuarentena por la pandemia de Covid-19.
Los encuestados – tan como replicó el doctor Capuya – hicieron hincapié en que el estrés económico afectaba su calidad de vida, su relación de pareja, con sus hijos, su capacidad de reinventarse para salir de la crisis.
En cuanto a los proyectos a futuro, el 72% piensa que no podrá realizarlos en Argentina. No se trata solo de proyectos económicos, sino proyectos de vida, como mudarse, comprar un auto, cambiar a los hijos de colegio, e incluso mantener el alquiler de la vivienda.
El 80% indicó que reducen los momentos de ocio, salidas y esparcimiento, lo cual genera aislamiento social.
El estrés económico crónico genera también pérdida de ilusión de generar proyectos, así como también un desgaste personal que se puede ver reflejado en situaciones como la pérdida de memoria y de interés por determinados asuntos.
Cómo combatir el estrés económico
Para combatir el estrés económico, el 40% opta por hablar con pareja o amigos; el 22% elige rezar u orar; otro 22% toma medicamentos prescriptos o autoprescriptos; solo el 20% realiza terapia.
En tanto, el 50% de las personas encuestadas indicó que quisiera realizar algún tipo de terapia, pero su situación económica no se lo permite.
Además, 7 de cada 10 personas restringieron la compra de vestuario y calzado; 6 de cada 10 desistieron de hacer refacciones en el hogar.
Fuente: MinutoUno