Récord histórico en importaciones de soja
China ha marcado un hito significativo en el ámbito del comercio internacional de granos al importar 12,2 millones de toneladas de soja durante el mes de agosto, la cifra más alta registrada en un solo mes. En el total de la campaña 2024/25, que concluye en septiembre, el país acumula 96,5 millones de toneladas, con previsiones de cerrar el ciclo sobrepasando los 100 millones de toneladas. Este incremento no solo establece nuevos estándares para China, sino que también transforma el mapa global de abastecimiento.
Contexto comercial tenso
Este fenómeno se desarrolla en un contexto de tensiones comerciales con Estados Unidos, que han influido en las decisiones de compra de China. Desde mayo, el país asiático no ha adquirido ninguna tonelada de la nueva campaña estadounidense, optando por cubrir sus necesidades con productos de Sudamérica. Esta estrategia de adelantarse en las compras busca asegurar el suministro interno y evitar depender del maíz norteamericano, cuyo acceso se ve afectado por aranceles derivados de conflictos comerciales que comenzaron en 2018.
Importaciones sudamericanas en aumento
Un estudio del Departamento de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), elaborado por Matías Contardi y Patricia Bergero, revela que los envíos desde Brasil, Argentina y Uruguay han permitido mantener un flujo récord entre mayo y agosto. Las proyecciones para septiembre sugieren que el volumen total alcanzaría 106,4 millones de toneladas. Con un consumo estimado en 114,5 millones de toneladas y una cosecha domesticada de aproximadamente 20,7 millones de toneladas, se anticipa un excedente de 12,3 millones de toneladas que facilitaría evadir importaciones de Estados Unidos hasta la llegada de la próxima cosecha sudamericana.
Impacto en el mercado global y argentino
El escenario estacional del comercio mundial también beneficia esta estrategia: entre octubre y febrero, Estados Unidos suele captar cerca del 38% de las importaciones chinas, mientras que a partir de marzo, Brasil y Argentina dominan el mercado. En este contexto, Brasil podría exportar alrededor de 27 millones de toneladas sin afectar su capacidad de molienda interna, mientras que Argentina podría sumar otras 3,5 millones, garantizando el abastecimiento sin necesidad de recurrir al grano estadounidense.
Los efectos de estas decisiones ya son visibles en Chicago, donde la falta de compras chinas ha presionado a la baja los precios, especialmente en un período que debería ser favorable para el maíz norteamericano. Según analistas como AgResource, si China mantiene su postura hasta mediados de noviembre, Estados Unidos podría perder entre 14 y 16 millones de toneladas en ventas externas.
Desafíos en el mercado local
El efecto también se manifiesta en Argentina. El análisis de la BCR indica que la fuerte demanda externa, sumada a la reducción en los derechos de exportación, ha incentivado la venta de soja, con 31 millones de toneladas ya comprometidas y 16 millones sin contrato, la menor cantidad desconocida en la última década, excepto en años de sequía. Además, las exportaciones de poroto están en máximos desde el ciclo 2019/20, y se prevé que las de aceite superen las 6 millones de toneladas, igualando el récord de 2014/15.
La BCR ha ajustado sus proyecciones, elevando la estimación de exportaciones de soja a 9,5 millones de toneladas y reduciendo el stock final a 6,6 millones, lo que establece una relación stock/consumo de solo 12%, el más bajo desde 2018/19. Este panorama resalta cómo China no solo está alcanzando nuevos niveles de importación, sino que está reconfigurando las dinámicas del mercado de soja de manera que Sudamérica se beneficia significativamente.
Situación del maíz en el mercado local
Por otro lado, el mercado local de granos ha comenzado la semana con dificultades. La volatilidad cambiaria reciente ha alterado los precios y ralentizado las negociaciones. A pesar de que la situación ha mejorado, la incertidumbre respecto al stock de los cultivos principales persiste. En el caso de la soja, la comercialización se encuentra en un buen ritmo, mientras que el maíz presenta un desafío, con casi 21 millones de toneladas sin vender, la cifra más alta en 14 años para esta etapa de la campaña.
Este estancamiento se debe a la débil demanda internacional y a precios FOB alrededor de US$200 por tonelada, lo que impide márgenes de exportación atractivos. La expectativa de que los precios mejoren hacia diciembre lleva a muchos productores a retener su mercadería.