Un informe reciente del Observatorio de Deuda Social de la UCA reveló que el 47% de los hogares argentinos percibe que sus ingresos no alcanzan para cubrir los gastos del mes, aun cuando la inflación muestra signos de desaceleración. La cifra representa un aumento respecto a 2022 y sitúa al estrés económico en niveles máximos.
En la medición de individuos, el estrés económico del 2024 fue del 50% de la población. En 2023, había dado 46%.
¿Qué es el estrés económico y por qué está creciendo?
El estrés económico mide la percepción que tienen los hogares sobre su capacidad para enfrentar gastos básicos, mantener consumo y si aún les resulta posible ahorrar, incluso si están por encima de la línea de pobreza. No mide ingresos según canastas, sino lo que la gente realmente siente, explica Agustín Salvia, director del Observatorio de la UCA:
“El sentido común del ‘no me alcanza’ muestra una visión más realista de la pobreza por más que sea un factor subjetivo”.
El informe, correspondiente al período entre 2022 y 2024, muestra un crecimiento notable del estrés económico: pasó del 41,1% a un 47% de los hogares, alcanzando niveles máximos desde 2019, cuando afectaba al 50,5% de los hogares.
El estrés económico no discrimina: el 54,6% de los hogares con niños lo experimenta, frente al 38% sin menores, lo que muestra el impacto directo en la infancia. En línea con esto, la pobreza en general tiene esta dinámica de afectar en mayor medida a los niños. Por ejemplo, el informe de pobreza de CABA del primer trimestre del 2025 refleja un índice de pobreza del 19,9% de la población, pero afecta al 33,7% de los niños de la ciudad.
Estrés económico por estrato social
Todos los estratos socioeconómicos sufren de estrés económico, con mayor incidencia en los estratos bajos. Sin embargo, los estratos altos también tienen esa sensación de “ahogo” económico, con los altos precios internos y bajas perspectivas de crecimiento. El informe detalla:
- En los niveles socioeconómicos más bajos (bajo y medio bajo) se registran los porcentajes más elevados de estrés económico, casi alcanzando el 80% en los momentos más críticos.
- En los estratos medios bajos, el deterioro reciente es marcado: el indicador sube con fuerza entre 2022 y 2024, reflejando una profundización del estrés económico en dichos sectores.
- Incluso los estratos medio altos presentan un crecimiento, aunque más moderado, indicando una expansión de la insuficiencia monetaria autopercibida más allá de los estratos estructuralmente vulnerables.
Esta dinámica muestra un empobrecimiento de los sectores medios. “Este empobrecimiento de sectores tradicionalmente estables indica un corrimiento generalizado de las fronteras del estrés económico, que ya no se limita a los estratos estructuralmente vulnerables”, explica el informe.
Aunque indicadores tradicionales como la pobreza monetaria mostraron mejoras a lo largo del 2024, el nivel de estrés económico no disminuye en la misma proporción. Por lo que, sectores que a nivel monetario se consideran «no pobres», si se tiene en cuenta el estrés económico, la historia cambia.
Esto genera una brecha entre la percepción y la estadística: incluso aquel hogar con empleo formal o con ingresos que cubren la canasta básica total, puede sentir que su dinero no le alcanza para vivir y mantener su estilo de vida tradicional.