Un Cambio en la Perspectiva del Divorcio
Durante décadas, el divorcio evoca imágenes de batallas legales dramáticas, donde se enfrentan abogados, prolongados litigios y heridas emocionales difíciles de sanar. Sin embargo, esta narrativa está comenzando a transformarse. Actualmente, un número creciente de parejas —y en especial mujeres— optan por separarse en un ambiente de respeto, priorizando el bienestar de sus hijos y manteniendo su salud mental. Según la Oficina Nacional de Estadísticas del Reino Unido, más de 100.000 divorcios fueron registrados en 2023, de los cuales casi el 70% fue iniciativa de mujeres. En lugar de buscar confrontaciones, un número creciente de ellas se inclina hacia métodos de separación más pacíficos, tales como la mediación, la figura de un “abogado compartido” o el apoyo de “doulas de divorcio”, profesionales que ofrecen contención emocional durante el proceso.
De la Confrontación a la Colaboración
Una de las pioneras en esta evolución ha sido la abogada británica Samantha Woodham, quien en 2017 cofundó The Divorce Surgery, el primer estudio legal en el Reino Unido que propone que ambas partes utilicen un abogado neutral. Su objetivo es mitigar el drama y los costos asociados. “Les brinda a las parejas una narrativa sencilla para reducir el conflicto: comunicar a sus amigos ‘estamos haciendo esto juntos, compartimos un abogado, no tomen partido porque no es una pelea’”, aclara Woodham.
Este modelo no sólo reduce los honorarios legales a la mitad, sino que también minimiza el desgaste emocional que a menudo acompaña a los procesos judiciales prolongados y adversarias. Este enfoque, adoptado cada vez más en Europa y América del Norte, está basado en la colaboración, la transparencia y el interés común, especialmente en situaciones donde hay hijos involucrados.
Apoyo Emocional Durante el Proceso
Además de los cambios en el ámbito legal, está floreciendo una red de profesionales que brindan apoyo emocional a quienes atraviesan rupturas. Dentro de estos se encuentran las doulas de divorcio, expertas que guían a los individuos durante la separación, ayudándolos a transitar el duelo de una manera más clara y compasiva. Su enfoque se centra más en lo humano que en lo jurídico: sostener, escuchar y ayudar a reorganizar la vida.
En paralelo, también emergen los llamados coaches de divorcio, quienes proveen herramientas para reconstruir la autoestima, recuperar el equilibrio emocional y planificar una nueva etapa de vida. Esta tendencia refleja una necesidad generacional de abandonar el estigma del divorcio y verlo como una reconfiguración personal en lugar de un fracaso.
Como menciona Woodham, “no se trata de ganar o perder, sino de encontrar una solución justa para todos. Si el matrimonio fue un proyecto conjunto, la separación también puede serlo.”
Un Nuevo Paradigma Emocional
El divorcio colaborativo no solo mejora la convivencia post separación, sino que también disminuye el impacto psicológico en los hijos y fomenta relaciones más saludables en el futuro. En lugar de alimentar la hostilidad, estas nuevas prácticas buscan promover la empatía, el diálogo y la corresponsabilidad.
En un divorcio, el bienestar emocional de los hijos debe ser una prioridad. El trabajo conjunto con psicólogos, mediadores y abogados neutrales facilita cerrar un capítulo con menos dolor y más aprendizajes. Este cambio implica una revalorización del bienestar emocional, que hoy tiene tanto peso como los acuerdos económicos o la custodia. Lejos de ser un final trágico, el divorcio puede ser —como sostienen sus protagonistas— una transición hacia una vida más auténtica. Separarse de manera respetuosa, con acuerdos claros y sin sufrimiento emocional, se está convirtiendo en una forma de autocuidado que cada vez más mujeres eligen adoptar.