En una entrevista para el diario Clarín, Randazzo se sincera y hace la declaración más importante: va a ser candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires.
Foto: Martín Bonetto.
-Vamos al grano. Está armando una propuesta electoral: ¿va a encabezarla y a ser candidato?
-Voy a ser candidato. Vamos a conformar una alianza que fundamentalmente tenga como objetivos resolver los problemas que tiene la Argentina y superar el estancamiento en el que estamos.
-No quiso ser candidato en 2015. Luego fue candidato en 2017, desapareció de la escena pública y ahora vuelve a participar. ¿Qué certeza tiene el electorado de que eso no volverá a suceder?
-En 2015 honré la palabra, cosa que hacen muy pocos políticos. Dije que no iba a ser candidato a gobernador y no lo fui. Eso parece demasiado alejado en la lógica política, pero no de la sociedad, que necesita confianza en la palabra. En 2017 planteé una Paso, no se me dio y soy muy respetuoso de la palabra del ciudadano cuando concurre a votar. Ese pronunciamiento es inapelable. Vuelvo porque siento que la Argentina no puede resolver problemas que son endémicos. Eso es lo que me mueve, lo que me motiva a participar y a convocar a otros actores, a todos aquellos que sueñan con una Argentina con ascenso social, con trabajo, con educación. Eso me mueve, ninguna otra cosa.
-¿Qué se juega en esta elección. El oficialismo se juega el quórum y Juntos por el Cambio dice que se juega mucho más: la república y el riesgo de convertirse en Venezuela. ¿Usted coincide con esa visión?
-No. Se juega el futuro de millones de argentinos que hoy están condenados a la pobreza. Siete de cada 10 pibes son pobres en la Argentina. Es un dato que debería avergonzarnos a todos los que de alguna manera tuvimos responsabilidad política. El 15 por ciento de los pibes son indigentes. Argentina tiene 51 por ciento de hombres y mujeres en la informalidad del trabajo. Los servicios públicos que se prestan son malos. Hay que dejar de ver los problemas en el espejo retrovisor. Lo que se juega es el futuro.
-¿Y cuáles son los problemas del presente?
-Primero tenemos que plantearnos qué Estado queremos. Ni el Estado liberal ni el que se mide por cuánto gasta y por la cantidad de personal. Tenemos que tener claro el Estado tiene que prestar servicios básicos de calidad, que es la principal herramienta distributiva. Tenemos que mejorar la calidad educativa, de salud, la seguridad, la justicia, la infraestructura y promover el desarrollo. De la pobreza se sale con crecimiento. El crecimiento es lo que genera trabajo. Nuestros dos ejes principales son el empleo y la educación. Eso es lo que nos va a sacar de la postración.
-Esta nueva experiencia política la integran Roberto Lavagna y Graciela Camaño, que en el pasado estuvieron con Sergio Massa, que promovía una tercera vía. ¿Quieren replicar esa experiencia y hablarle a ese electorado?
-Nosotros conformamos un espacio importante que tiene como único objetivo resolver los problemas de la Argentina. Queremos discutir el presente y el futuro. El pasado sirve para no cometer los mismos errores. Convocamos a dirigentes de distintos lugares. Independientemente de dónde vienen hay que plantearse hacia dónde van. No somos una tercera vía, somos otro camino. El camino de las dos fuerzas políticas que protagonizaron la Argentina en los últimos 20 años, los resultados, fueron los mismos: cada vez más desocupación, más pobreza, menos servicios públicos de calidad. Intentamos transitar otro camino que vuelva a reconciliar la sociedad con la política. Se necesita sentido común, racionalidad y empatía, cosa que se ha perdido en la política.
¿Hay espacio para una tercera fuerza? La polarización hizo que le 89 por ciento del electorado eligiera al Frente de Todos y a Juntos por el Cambio en 2019.
-Hay una enorme posibilidad, porque hay un enorme desencanto con ambas fuerzas. Podemos expresar esa nueva manera de ver la política, de ser una oferta electoral para esa cantidad de argentinos que se sienten desencantados, desesperados. El argentino pierde la esperanza de poder hacer un país mejor. Es posible volver a recuperar la idea del hijo del laburante que se convierte en médico, en profesional. Podemos expresar a gran parte de los argentinos que no encuentran un camino de solución en las 2 fuerzas políticas
-¿Cuáles son los peores defectos o errores de este gobierno?
-Persistir en el mismo camino que se viene transitando. Si seguimos haciendo lo mismo, el resultado va a ser el mismo. Las dos alternativas de gobierno de los últimos años han sido demasiado conservadoras, no se hicieron nada para cambiar el status quo. Necesitamos un proceso de transformación o vamos a seguir agudizando los problemas. Se persiste en hacer lo mismo y en esperar resultados diferentes.
-¿Hay algo que rescate de estos 18 meses de gestión?
-Lo mejor fue que frente a un tema muy grave como la pandemia convocó a dirigentes políticos con responsabilidad de gobierno de la oposición con un objetivo común, para ver cómo afrontábamos un tema desconocido. Lo lamentable es que después abandonó ese camino.
-Va a ser candidato por la Provincia. ¿Alberto Fernández y Axel Kicillof representan lo mismo?
-Sí. Con sus decisiones políticas representan lo mismo. Son parte de un país que no encuentra un camino de solución.
-¿Se arrepiente de haber pedido el voto por el presidente y el gobernador en 2019?
-No, a ver. Me pidió Alberto que lo acompañe en mi ciudad (Chivilcoy) y acompañé a alguien que conocía de hace mucho tiempo, con la esperanza y los sueños que tenían la mayoría de los argentinos, de que hubiera un camino de búsqueda de soluciones. Lamentablemente no fue así. De hecho, soy candidato.
-En 2017 criticó que Cristina Kirchner fuera por fuera del PJ que usted representó. Ahora el que va por afuera del PJ es usted. ¿A quién buscas representar?
-Pretendo representar a todos los argentinos que están desencantados con los gobiernos que tuvieron responsabilidad. Hay millones de argentinos que sueñan con un país mejor. Hay que tratar de ordenar la economía. Es imposible generar empleo con estos niveles de inflación. No hay ahorro y si no hay ahorro, no hay inversión, no hay capital humano.
-¿Por qué ahora no intentó competir dentro del PJ?
-Es poco importante esa discusión ahora. No tengo la seguridad de que me hubieran dado la PASO, como me hicieron en 2017.
-¿Es verdad que Cristina Kirchner le dijo que se cuidara de Alberto Fernández?
-Eso queda entre Cristina y yo. Si recuerdo que me ofreció encabezar la lista de diputados nacionales y por segunda vez le dije que no, porque no estaba de acuerdo con su visión.
-¿En esa elección le quitó más votos a Unidad Ciudadana o a Cambiemos? Ahora se hacen la misma pregunta.
-No lo sé. Nunca debe ser la motivación de un dirigente con convicciones plantearse a quién le saca más o menos votos. Tenemos y teníamos un proyecto independiente de a quién le convenga o no. Creemos que le conviene a los argentinos.
-Tuvo un discurso muy duro con el Gobierno en materia de educación, por el cepo a las exportaciones de carne. ¿En qué se diferencia su propuesta y discurso del de Juntos por el Cambio?
-(Ríe). No tengo nada que ver con Juntos por el Cambio. Los resultados de JXC están a la vista, no hace falta ni explicarlos. Juntos por el cambio gobernó 4 años y lo único que hizo fue agudizar los problemas que ya tenía la Argentina. No tengo nada que ver. Tenemos que declarar la educación como servicio esencial, para que el docente siempre esté frente al aula, aun en el reclamo más justo. No hay injusticia más grande que el hecho de que un docente no esté frente a los alumnos. Hay que reformar un sistema pensado para el siglo pasado. Tenemos que terminar con la idea del pizarrón y la tiza. La conectividad tiene que llegar a los chicos más humildes. Lo mismo con el trabajo, necesitamos una ley de inclusión laboral más moderna. El 49 por ciento que tiene trabajo tiene derechos adquiridos, no los tocamos, pero necesitamos una ley inclusiva más moderna que permita a ese 51 por ciento tener trabajo.
-¿Cree que Horacio Rodríguez Larreta es lo mismo que Macri, como dice el Gobierno?
-No me corresponde hacer ese tipo de evaluaciones. Larreta pertenece a un espacio en el que Mauricio Macri es su jefe político. Es así.
-El gobierno pasado aumentó mucho las tarifas. Y en el actual hubo mucha discusión interna sobre cuál debía ser el aumento y cuánto debían subsidiarse. ¿Usted qué cree que hay que hacer?
-Lo primero que tiene que resolver la Argentina es la inflación. Tenemos niveles de inflación que superan los 50 puntos. Tenemos la inflación más alta del mundo después de Venezuela. Se hace muy difícil establecer precios de referencia con los servicios públicos, con la canasta familiar. Lo que sí siente la gente es que cada día le alcanza menos. Tenemos que resolver la causa del problema. El mundo resolvió la inflación. Tenemos una democracia representativa, con una economía de mercado con leyes de mercado que tenemos que respetar con un Estado eficaz.
-Fue muy duro con la política de planes y con las organizaciones sociales.
-No con todas, con algunos dirigentes sociales. Tenemos que animarnos a salir de la idea de que los planes sean una asistencia permanente. Surgieron como una red de contención en la crisis 2001/2002 y hay cada vez más planes y cada vez más pobreza. Sirve como salida transitoria. Millones de personas reciben una asistencia que ni siquiera sirve para vivir dignamente. Por eso necesitamos educación pública de calidad. Nos distinguía el ascenso social a partir del trabajo y educación.
-¿El Gobierno administró bien la pandemia?
-La verdad siento una enorme tristeza de que con un tema tan doloroso para casi 100 mil familias que han perdido un hijo un padre, un abuelo, la política haya tratado de sacar rédito político. No estoy de acuerdo. Son cosas que lastiman. Es lamentable. El gobierno tiene que tratar de vacunar y que todo sea parte de un triste recuerdo. La pandemia tiene que estar fuera de la discusión política.
-¿Por eso no quiere dar una opinión sobre la actuación del Gobierno?
-No corresponde. Es agregar más angustia a lo que ya está pasando.
-¿Macri y Cristina Kirchner tienen que retirarse?
-No soy quién para decir que se tienen que retirar. Los resultados están a la vista tanto del gobierno de Macri y de lo que está pasando hoy. Lo más difícil para un político es saber cuándo debe irse. Hay un dicho de los chinos que dice que cuando pase el mediodía no hay quien pare la caída del sol.
Oficina en Puerto Madero, cuarentena en La Plata y el recuerdo de su gestión
Florencio Randazzo habla en su flamante oficina en Puerto Madero, en el mismo edificio donde Alberto Fernández montó su bunker luego de la PASO de 2019. Hasta ahí llegan las coincidencias. El ex ministro del Interior y Transporte se ríe cuando se le pregunta si Fernández se desempeñaba mejor como su jefe de campaña hace 4 años o ahora como jefe de Estado. “Como presidente tiene dos años largos por delante y lo importante es que tenga la suficiente inteligencia para encontrar soluciones a los problemas que golpean a la mayoría de los argentinos, pobreza, inseguridad, niveles de inflación que son alarmantes”, enumera.
Durante los meses más duros de la pandemia casi no se movió de su casa City Bell, en La Plata. Siguió al frente de su empresa de informática y soluciones tecnológicas, pero sufrió en carne propia los cierres de actividades. Un salón de fiestas y un gimnasio de su propiedad siguen cerrados.
En la oficina donde toma mate hay unos pocos libros, la última encíclica del papa Francisco Fratelli Tutti y Modernizar el Estado para fortalecer la democracia, que Randazzo escribió en 2004, cuando era ministro de gobierno de la Provincia. A pontífice lo visitó a principios de 2017, en Roma. “Es el argentino más importante de la historia y lo estamos desaprovechando”, se lamenta.
También hay una foto del entonces sonriente ministro de Cristina Kirchner con la llegada de un ferrocarril. Aunque una y otra vez señala que el estancamiento de la economía argentina empezó hace más de 10 años, defiende su gestión en esa administración. “Hace 12 años que la economía argentina no crece. Un informe del Banco Mundial dice que los países con inflación del 20 por ciento no crecen. Lo que estuvo bajo mi responsabilidad fue todo transformado. Un documento antes de mi gestión era algo muy complicado. Se convirtió en un tema sencillo y rápido. Lo mismo para sacar un pasaporte, había que conocer a un comisario. Después de la tragedia de Once me hice cargo del Transporte y produjimos un cambio fenomenal: incorporamos más de mil vagones, trenes de infraestructura y pasajeros, electrificamos vías, incorporamos la tarjeta Sube y creamos la Agencia de Seguridad vial”, repite.
Foto: Martín Bonetto.
En el universo cristinista muchos señalan como prueba irrefutable de una supuesta protección judicial que fue uno de los pocos ministros de los Kirchner que no tuvo que desfilar por Comodoro Py. “Hemos hecho todo con absoluta transparencia, con herramientas tecnológicas para tener el control de los subsidios”, acota.
Mientras en su entorno multiplican conversaciones para sumar a dirigentes de JxC como Joaquín de la Torre, ven más lejos a Emilio Monzó y tienden puentes con el socialismo; también piensan en el nombre del nuevo frente, guardado bajo siete llaves. Solo reconocen que deberá apelar al futuro, una palabra que Randazzo repite a lo largo de los sesenta minutos que dura la entrevista.
Nieto de un productor agropecuario, el candidato confirmado no esquiva las preguntas sobre la coyuntura. Insiste en que el campo es parte de la solución y el sector más dinámico de la economía nacional, aunque dice que debe sumar valor agregado.
Pasaron seis años de su negativa a ser candidato a gobernador de la Provincia. La historia del país podría haber sido distinta. El no está seguro, pero no se arrepiente. «Hubiera contribuido más a la desvalorización de la política. Hubiera sido uno más de lo que dice una cosa y hace otra cosa. No fue una decisión en caliente. Honré la palabra, cumplir y recuperar los valores es muy importante”, sostiene calmo. Con el micrófono apagado, como casi todos, es más vehemente.
Al toque
-Un proyecto: Que la educación sea servicio esencial para q todos los pibes y pibas del país estén siempre en el aula.
Un desafío: Resolver los problemas que tiene la Argentina.
Un prócer: José de San Martín.
Un líder: Angela Merkel.
Una sociedad que admire: la de Japón.
Un recuerdo: el nacimiento de mi hijo Gino y mi hija Antonia.
Un sueño: Transformar la Argentina.
Una comida: Pacú a la parrilla.
Una bebida: Vino tinto.
Un libro: El cisne negro, de Nassim Taleb
Una película: El Padrino.
Una serie: Marsella
Fuente: Clarín