Su estado de salud se había deteriorado en las últimas semanas tras atravesar la internación más prolongada de su pontificado, consecuencia de una neumonía bilateral que lo mantuvo 38 días en el Hospital Gemelli de Roma. A pesar del alta médica, Francisco limitó sus actividades públicas para enfocarse en la recuperación, aunque su frágil estado físico se volvió evidente.
Francisco fue un Papa que cambió la forma de ejercer el liderazgo eclesiástico. Apostó por una Iglesia más cercana a los marginados, sensible a los dramas contemporáneos y abierta al diálogo interreligioso. Con su estilo sencillo y su permanente llamado a la fraternidad, logró ganarse el respeto más allá de las fronteras del catolicismo.