Un nombre asociado a la avaricia
En la historia, personas han acumulado grandes fortunas, a menudo siendo recordadas por su extrema avaricia y decisiones consideradas crueles e insensibles, incluso cuando se trata de sus propios seres queridos. Este es el caso de Jean Paul Getty, un empresario estadounidense que se hizo famoso por su tacañería. Su legado está fuertemente vinculado a su vasta riqueza y a decisiones personales que aún generan asombro por su frialdad.
Los inicios de Jean Paul Getty
Getty nació en una familia relacionada con la industria petrolera; su padre, George Franklin Getty, fundó la Minnehoma Oil Company en Oklahoma. Desde temprana edad, estuvo involucrado en los negocios familiares y, tras finalizar sus estudios en la Universidad de California, Berkeley, y en Magdalen College de Oxford, tomó el control de la compañía en 1930.
Un estilo de vida marcado por la avaricia
Su vida personal estuvo caracterizada por decisiones financieras extremadamente cautelosas. Se volvió conocido por instalar cabinas telefónicas en su mansión para ahorrar en costos de llamadas y por controlar meticulosamente sus gastos. Esta avaricia marcó su reputación a lo largo de su vida.
El secuestro de su nieto
Uno de los episodios más notorios de su vida ocurrió en 1973, cuando su nieto, John Paul Getty III, fue secuestrado en Roma por miembros de la mafia calabresa. Los secuestradores solicitaron un rescate de 17 millones de dólares, pero Getty inicialmente se negó a pagarlo. Finalmente, accedió a abonar 2.2 millones de dólares, la cantidad máxima deducible de impuestos, tras recibir una oreja de su nieto como evidencia de su situación.
Un empresario exitoso y controvertido
A pesar de su tacañería, Getty logró construir un imperio petrolero que se expandió a nivel internacional, asegurando contratos significativos en Medio Oriente y creando subsidiarias que incrementaron su riqueza. Su trayectoria está llena de riquezas y controversias que plantean cuestiones éticas sobre su vida personal.
Su legado y fortuna
Al fallecer en 1976, Getty dejó un patrimonio estimado en más de 6 mil millones de dólares, fruto de décadas de inversiones en petróleo, bienes raíces y acciones. Esto lo posicionó como uno de los individuos más ricos de la historia moderna.
Además de sus negocios, Getty fue un ferviente coleccionista de arte y antigüedades, y su colección personal se convirtió en la base del Museo J. Paul Getty en Los Ángeles, un renombrado centro cultural. La fundación que estableció, el J. Paul Getty Trust, mantiene activos superiores a 5 mil millones de dólares, asegurando su legado en el ámbito filantrópico y artístico.